Era una noche oscura
la lluvia perforaba
el silencio de las calles
y la suerte se me escapaba.
Sólo oscuridad en el cielo,
en el suelo caían
hojas de un árbol
que lloraba entre el viento.
Las nubes ocultaban
la única esperanza,
rayos de luna que llegaban
desde otra manzana.
Esa noche mi plaza
estaba tan desierta
que sólo había un alma rota
que no encontraba respuestas.
Esta noche terminará
cuando empiece algún mañana,
cuando algo sea de verdad,
cuando vuelva a mirar por la ventana.
Por Tomás Damián Mora Podio