No creo en los milagros,
creo en la gente que ama algo
y lucha por alcanzarlo
como mi amigo Carlos.
Conozco la amistad,
confianza y fidelidad
de los que nunca me abandonarán,
como la del señor Vidal.
Y también la fortaleza
de los que acumulan destrezas
y siempre te abrirán su puerta,
de segundo apellido, Cuenca.
Conozco la sabiduría,
el ánimo, la valentía
de los que trabajan día a día
y te sacan una sonrisa,
como mi mecenas Díaz.
Y también el encanto,
de sus tonterías y enfados,
de su panpanamericano,
estoy hablando de Ricardo.
Por Tomás Damián Mora Podio
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Tengo que decir que, por lo menos a mí, me ha llegado al corazón.