Esta tarde he estado con un trabajo para clase y he tenido una reunión en el club de ajedrez de 3 horas ( no os penséis que nos hemos puesto a jugar o algo así, ha sido sobre metodología general en la enseñanza, vamos, un rollo ); resumiendo, cuando he llegado al colegio he cenado ( más por rutina que por hambre ) y nada más subir a la habitación me he tirado sobre la cama y me he dado unos minutos para no pensar en nada.

Después me ha dado por hacer una valoración del día,¿había sido un día regular? La verdad es que no había pasado nada fuera de lo normal, nada que destacar por encima de la rutina, sólo un día más en mi vida; un tanto deprimente,¿no creéis? Pero luego me he dicho a mí mismo:"¡Eh! Lo has hecho bien en la exposición del trabajo en clase, has comido pasta con salsa carbonara ( comida por la que merece alegrarse si comes en mi colegio mayor ), has terminado todas las cosas que tenías que hacer esta tarde ,te han invitado a merendar y aunque la reunión de ajedrez ha sido un coñazo ya te falta muy poco para empezar las prácticas ( lo que supone unos ingresos de 15-20 € semanales por trabajar una hora ). Ya llega el fin de semana, vas haciendo planes y al siguiente toca visita a Albacete. Ahora a leer un rato y a dormir unas ocho horitas y que le den a eso de día normal, ha sido un buen día y me voy a dormir reventado pero contento y con ganas de ver que me espera mañana.

Recordad que la felicidad no se encuentra sólo en los días excepcionales sino también en lo cotidiano; que la rutina y la ausencia de problemas no os tenga como zombies que no se dan cuenta de las cosas. Disfrutar cada momento como si fuese único porque así es.


Un saludo a todos

(Foto del blog de Jorge París en 20 minutos)
No me canso de mirar esta foto que me recuerda mucho a unos almendros que veo siempre de camino a la facultad y que me alegran el día ya por la mañana temprano.

2 comentarios:

Carlos dijo...

Cuando has llegado a la frase de que cenaste "más por rutina que por hambre" me he asustado jajajaja

Unknown dijo...

Come una semana en mi colegio y lo entenderás; muchas veces vas al comedor, por el camino te acuerdas de lo que toca ese día y te quedas sin hambre.