Palabras



- ¿Cuántas palabras habrá en el mundo? - Me preguntas, desde tu ingenuidad de cinco años, pronunciando tus palabras con mimo, construyendo sonidos únicos que jamás volverán a repetirse. De fondo, los pájaros parecen tener una respuesta. Los escucho atentamente, mientras tú, esperando tan ansiada respuesta, me miras fijamente y me coges de la cara para que te devuelva la mirada.

- No lo sé, cariño. Pero seguro que muchas.

- Si dices que hay muchas será porque sí que lo sabes – contestas suspicaz. ¿Y qué debo responder yo ahora? Pienso.

- Tienes razón, tesoro. Pues sí, sé que tiene que haber muchas, muchísimas. Pero no sé exáctamente cuántas.

Me miras decepcionada. Seguro que me creías una heroína capaz de solucionar todas tus dudas y cuestiones, y ahora, con esta respuesta tan superflua, tus ilusiones se han desmoronado. Estás pensativa, lo noto. Arrugas la nariz de un modo tan especial que sólo tú puedes lograrlo. Fijas tus increíbles ojos verdes en la fuente del parque y apoyas tu cabecita en tus dos pequeñas manos, que tiemblan al tener que sostener todas tus ideas de golpe.
Coges aire y me miras. Peligro. Me preparo para otra dosis de preguntas tan inteligentes que el público adulto no entiende.

- ¿Podré contar todas las palabras del mundo con estos dedos? - me preguntas, enseñándome los deditos gruesos y arrugados de tus manos.

Sonrío. Me gusta cuando juegas a ser madura desde tu inmadurez.

- Me temo que no, cariño. Con esos dedos no podrás contar ni siquiera las palabras de nuestro idioma. Y debo decirte que hay muchísimos idiomas en el mundo, no sólo está el nuestro. Porque supongo que tú quieres contar todas las palabras de todos los idiomas del mundo, ¿verdad?

Te he pillado. Te has quedado pensando en mis palabras y no las has entendido. Aún así, asientes con aires de superioridad a mi pregunta.

- ¿Cuántos idiomas hay en el mundo? - preguntas, y parece asomarte entre la comisura de tus labios una sonrisa burlesca y desafiante. Te gusta ponerme a prueba. Te encanta hacerme ver que no sé nada, incluso mucho menos que tú, desde tu escaso metro de altura.

A ver qué te contesto yo ahora...

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Todos hemos pasado por esa etapa de preguntar y preguntar y normalmente los padres son los que la sufren, en mi caso cuando empecé a preguntar demasiado mis padres me regalaron un libro con mil preguntas de todo tipo, cada una con una respuesta muy bien explicada,jeje.
Me gustó el relato.

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Sin título



Ya has entrado en mis sueños,

y no encuentro esos versos

que hablan sobre felicidad.

No veo en tus palabras maldad,

pero detrás de ti advertencias

que acobardar intentan

a mi mísero corazón.

Mientras un juez dicta sentencia

para ser preso de tu amor.

Son estos versos,

son tus palabras,

bajo la Luna,

aguardo tu llegada.

Si ves este paisaje oscuro

de montañas y sombras,

entre zarzas y rosas:

huyamos de este mundo,

un coche y carretera,

Australia nos espera.



Tomás Damián Mora Podio

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Siguen siendo noñerías pero gracias a los consejos que le dió Arturo Tendero (Nuestro profesor de educación física y poeta a la vez) ha mejorado mucho en el ritmo y musicalidad,jeje, que siga así que se nota el cambio.


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Mañana es el día del libro si tenéis la ocasión pasaros por los eventos que se organizarán en vuestras respectivas ciudades y nos vemos mañana en el blog de luis, como siempre.

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