El sol se escondía
entre nubes de tormenta
de un alma herida,
de una poesía muerta.

Te encontré perdida
e intenté ayudarte,
cuando estabas herida
estuve ahí para curarte.

El tiempo pasará
y con él el olvido
a tu corazón llamará,
y entonces me habré perdido.

No existía la victoria,
no existía el futuro,
sólo esta historia
en este cruel mundo.

Ahora ya no existo,
soy el reflejo de unos sueños,
una pesadilla que repito
y me ahoga en un vaso sin dueño.

Por Tomás Damián Mora Podio.

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